jueves, 16 de diciembre de 2010

Una celebración contínua

¿Has pensado alguna vez por qué, en todo el mundo, en cada cultura, en cada sociedad, hay unos días al año dedicados a la celebración? Esos días de celebración son sólo una compensación, porque esas sociedades te han desposeído de toda la celebración de tu vida, y si no te dan algo a cambio puedes llegar a convertirte en un peligro para la sociedad. Pero estas compensaciones son falsas. En tu mundo interior puede haber una continua sucesión de luminosidad, de canciones, de alegrías. Recuerda siempre que la sociedad te compensa cuando presiente que lo que reprime puede provocar una situación peligrosa. La sociedad siempre encuentra alguna manera de permitirte descargar lo reprimido. Pero eso no es una verdadera celebración, no es posible que sea auténtica. La verdadera celebración debe provenir de tu vida, ha de ser en tu vida.

La verdadera celebración no puede tener lugar a partir de un calendario previo que te dice que el primero de noviembre será un día de celebración. Es extraño: eres infeliz durante todo el año y el primero de noviembre, de repente, te olvidas de tus amarguras y te pones a bailar. O bien la amargura era falsa o el primero de noviembre es falso; no es posible que ambas cosas sean auténticas. Y cuando ha pasado el primero de noviembre te encuentras otra vez en tu agujero negro, todo el mundo regresa a su amargura, a su ansiedad.

La vida debería ser una celebración continua, un festival de luces todo el año. Sólo entonces puedes crecer, florecer. Transforma las pequeñas cosas en una celebración. Cada cosa que haces debería ser una expresión de ti, debería llevar tu firma. Entonces la vida se convierte en una celebración continua. Incluso si enfermas y has de permanecer en cama, sucederá que esos instantes serán de alegría, de relajación y descanso, de meditación; serán momentos para escuchar música o poesía. No hay necesidad de entristecerse. Deberías alegrarte de que mientras todo el mundo está en la oficina tú estás en tu cama, como un rey, relajándote; alguien te está preparando té, la tetera entona una melodía, un amigo ha venido a tocar la flauta para ti. Estas cosas son más importantes que cualquier medicina. Cuando enfermes, llama al médico. Pero todavía más importante: llama a todos aquellos que te aman, porque no hay ninguna medicina más poderosa que el amor. Llama a quienes pueden crear belleza, música, poesía a tu alrededor, porque nada sana tanto como una atmósfera de celebración.

Osho

martes, 7 de diciembre de 2010

Lección de amor. Bertolt Brecht.

Pero chiquilla, te recomiendo

algo de seducción en los grititos:

carnal me gusta el alma

y con alma la carne.



La castidad no puede rebajar la lujuria;

si estuviese hambriento me gustaría saciarme.

Me apetece que la virtud tenga trasero

y que el trasero tenga sus virtudes.



Desde que el dios aquel cabalgó al cisne

a más de una chica le da miedo,

aunque también sufra con gusto

que él se aferre al canto del cisne.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Sexo tántrico o solo sexo

Tu acto sexual y el acto sexual tántrico son básicamente diferentes. Tu acto sexual es para descargar; es como un buen estornudo. Expulsas la energía y aligeras el peso. Es destructivo, no es creativo. Es bueno, es terapéutico. Te ayuda a relajarte, pero nada más.

El acto sexual tántrico es, básicamente, diametralmente opuesto y diferente. No se hace para descargar. Se hace para permanecer en el acto sin eyacular, sin expulsar toda la energía; para fundirse en el acto: al principio del acto, no al final. Esto transforma la cualidad, en conjunto, la cualidad es diferente. Intenta comprender estas dos cosas.

Hay dos tipos de clímax, dos tipos de orgasmo. Uno ya lo conoces. Llegas a la cúspide de la excitación y no puedes ir más lejos: ha llegado el final. La excitación alcanza un punto donde ya no es voluntaria. La energía te invade y sale. Te descargas, te aligeras. Expulsas la carga; puedes relajarte y dormir. Lo estás usando como si fuese un tranquilizante.

Es un tranquilizante natural: le seguirá un buen descanso, siempre que tu mente no esté agobiada por la religión. En ese caso, se destruye incluso el efecto tranquilizante. Si tu mente no está agobiada por la religión, el sexo podrá ser tranquilizante. Si te siente s culpable, hasta tu sueño se alterará. Te sentirás deprimido, empezarás a descalificarte y a jurar que ya no volverás a gozar. Después tu sueño se convertirá en una pesadilla. Si eres un ser natural y no estás demasiado agobiado por la religión y la moralidad, entonces podrás usar el sexo como un tranquilizante. Este es un tipo de orgasmo: llegar a la cúspide de la excitación.

El tantra se basa en otro tipo de orgasmo. Si llamamos al primero un orgasmo cúspide, el orgasmo tántrico se podrá llamar orgasmo valle. En él no llegas a la cúspide de la excitación sino al valle más profundo de la relajación. Al principio, la excitación es necesaria para ambos. Por eso digo que al principio son iguales pero los finales son completamente diferentes.

La excitación se usa para ambos: tanto si vas a la cúspide de la excitación como si vas al valle de la relajación. Para el primero, la excitación tiene que ser intensa, cada vez más intensa. Tienes que desarrollarte en él, tienes que ayudarlo a crecer hasta la cúspide. En el segundo, la excitación sólo es el principio. Después, una vez que el hombre ha penetrado, el amante y la amada se pueden relajar. No es necesario hacer ningún movimiento. Se pueden relajar en un abrazo cariñoso. Si el hombre o la mujer sienten que se va a perder la erección, sólo entonces se precisa movimiento. Pero después te vuelves a relajar. Puedes prolongar este profundo abrazo durante horas sin eyacular, y después los dos podéis dormir juntos profundamente. Esto -esto- es un orgasmo valle. Los dos están relajados y se encuentran dos seres relajados.

En el orgasmo sexual corriente se encuentran dos seres excitados, tensos, llenos de excitación, intentando descargarse. El orgasmo sexual corriente parece una locura; el orgasmo tántrico es una meditación profunda, relajante. Quizá no os hayáis dado cuenta pero el hecho de que el hombre y la mujer sean fuerzas opuestas es biológico, bioenergético. Negativo-positivo, ying-yang o como quieras llamarlo, se excitan el uno al otro. Y cuando se encuentran en una meditación profunda se revitalizan. Ambos se revitalizan, se vuelven generadores, se sienten más vivos, están radiantes de nueva energía y no se pierde nada. Basta con encontrarte con el polo opuesto para que la energía se renueve.

El acto sexual tántrico se puede repetir todas las veces que quieras. El acto sexual corriente no se puede repetir todas las veces que quieras porque pierdes energía, y tu cuerpo tendrá que esperar para volver a recuperarla. Y cuando la recuperes, la volverás a perder. Parece absurdo. Desperdiciar toda la vida en ganarla y perderla, ganarla y perderla: es como una obsesión.

Lo segundo que hay que tener en cuenta es que tal vez lo hayas observado o tal vez no pero si te fijas, los animales nunca disfrutan del sexo. No disfrutan durante el coito. Fijaos en los babuinos, los monos, los perros o cualquier tipo de animal. Durante el acto sexual no están felices ni disfrutando, ¡no lo parece! Parece más un acto mecánico; es como si una fuerza natural les impulsara a hacerlo. Si alguna vez has visto a los monos durante el coito habrás visto que al terminar se separan. Si te fijas en sus caras no están estáticos, es como si no hubiese sucedido nada. Cuando la energía lo requiere, cuando es excesiva, la expulsan.

El acto sexual corriente es exactamente así, pero los moralistas han estado diciendo lo contrario. Dicen: «No te abandones, no “disfrutes”.» Dicen: «Esto es lo que hacen los animales.» ¡No es cierto! Los animales jamás disfrutan; sólo el hombre puede disfrutar. Y cuanto más profundamente puedas disfrutar, más elevada será la humanidad resultante. Si tu acto sexual se puede convertir en un acto meditativo, extático, alcanzarás lo más elevado. Pero no te olvides del tantra: es un orgasmo valle, no una experiencia cumbre. ¡Es una experiencia valle!

En Occidente, Abraham Maslow ha hecho muy famoso el término experiencia cumbre. Vas hacia la cumbre a través de la excitación y después caes. Por eso sientes una caída después del acto sexual. Es natural: estás cayéndote desde la cumbre. Jamás sentirás eso después de una experiencia de amor tántrico. Entonces no caerás. No puedes caerte porque estás en el valle, mejor dicho, estás ascendiendo.

Después de un acto sexual tántrico, no has caído sino que has ascendido. Te sientes cargado de energía, más vital, más vivo, radiante. Ese éxtasis puede durar horas, incluso días. Sólo depende de la profundidad con que lo hayas realizado. Si empiezas a practicarlo, antes o después te darás cuenta que la eyaculación es una pérdida de energía. No es necesaria, a menos que necesites tener niños. Y con un acto sexual tántrico te sentirás profundamente relajado durante todo el día. Basta una sola experiencia tántrica para que te sientas relajado durante varios días, cómodo, en casa, no violento, no enfadado, no deprimido.

Una persona así no puede ser un peligro para los demás. Si puede, ayudará a los demás a ser felices. Si no puede, al menos no hará infeliz a nadie. Solamente el tantra puede crear un nuevo hombre, y entonces crecerá el hombre que pueda conocer la eternidad, el no egocentrismo y la no dualidad con la existencia.

Osho.

Un regalo para ti.

No tienes ni idea de cuánto
me he esforzado en encontrar
un regalo para Ti.
Nada parecía adecuado.

¿Qué sentido tiene
llevar oro
a una mina de oro,
O agua al Océano?
Todo lo que traía era
Como llevar especias al Oriente.

No era un bien darTe
mi corazón
y mi alma,
Porque Tú ya los tienes,
Así pues,
Te he traído un espejo.
Mírate a Ti mismo
Y recuérdame.

Jalaluddin Rumi

Letra de La Sombra De La Luz de Franco Battiato

Defiéndeme de las fuerzas contrarias,
en el sueño nocturno cuando no soy consciente,
cuando mi sendero se hace incierto.

Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.

Devuélveme a las zonas más altas,
a uno de los reinos de calma.
Es tiempo de escapar de estos ciclos de vidas.

Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.

Porque los gozos del más profundo afecto
o del anhelo más sutil de pulso
sólo son la sombra de la luz. 

Recuérdame lo infeliz que me siento
lejos de todas tus leyes.
¿Cómo no malgastar el tiempo que me queda?

Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.

Por qué la paz de ciertos monasterios
o la armonía vibrante de todos mis sentidos
sólo son la sombra de la luz. 

viernes, 3 de diciembre de 2010

Gracias

Si la única oración que dijera en toda su vida fuera:

¡Gracias!,

bastaría.

Dicen los mahatmas que si se practica el dar gracias tras todo aquello que nos suceda, sea del signo que sea, se alcanza la paz profunda de nuestra alma. Una fórmula que, al parecer, drena bloqueos internos y disuelve los temores más hondos que habitan en el sótano de la conciencia. Afirman también, que cuando nos visita la Gracia, se vive en gratitud sostenida, un estado elevado en el que se tornan posibles las grandes elevaciones del alma.

Cuando decimos ”Gracias”, la mente subconsciente elimina, de manera sutil, el virus de las quejas. Sin duda, un programa mental de víctima por el que entregamos nuestro poder y perdemos la fuerza. Cuando pronunciamos “Gracias” se activa la fuerza mágica del Ser y aportamos seguridad a nuestra íntima realidad interna. Cuando decimos “Gracias”, se confirma que recibimos algo que nos ha llegado dentro, algo que ha gratificado nuestra vida y ha disuelto penas atrasadas. Cuando damos las gracias, reforzamos el buen fluir de las cosas y, además, generamos emociones placenteras.

Pues, muchas gracias.

Respeto

Respetar - Re espectar.

Respetar a alguien es mirarle cada vez como si fuera la primera vez. Sin ninguna expectativa, sin ningún condicionamiento previo.

Respetar: del latín re-espectare: volver a ver. Volver a verlo todo nuevo cada instante.

Humildad

La humildad es ser tal como te ha creado Dios.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Sólo hay una Luz

Sólo hay una Luz,
y “tú” y “yo”
no somos otra cosa que agujeros
en la sombra de la lámpara.

Mahmud Shabistari

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Las técnicas de meditación


Las técnicas son útiles porque son científicas. Te evitan andar errando innecesariamente, si no conoces ninguna técnica va a llevarte mucho tiempo.

Con un Maestro y técnicas científicas, puedes ahorrarte mucho tiempo, aprovechar oportunidades y energía. Y, a veces, en unos cuantos segundos puedes crecer tanto que ni en varias vidas lo habrías podido lograr. Si se usa la técnica acertada, el crecimiento es explosivo. Y estas técnicas se usaron en miles de años de experimentos. No las creó un solo hombre; las crearon muchos, muchos buscadores. Vas a llegar a la meta porque la energía vital adentro tuyo se va a mover. A no ser que llegue el punto donde no sea posible ningún movimiento, se va a mover hasta la cumbre más elevada. Y por eso uno sigue naciendo una y otra vez.

Todas las técnicas pueden ser útiles, pero no son exactamente la meditación; son un andar a tientas en la oscuridad. De repente, un día, haciendo algo, te conviertes en el espectador. Haciendo una meditación como la Dinámica, la Kundalini o la Whirling. De repente, un día la meditación va a seguir pero tú no estarás identificado. Estarás atrás silenciosamente, lo observarás. Ese día sucedió la meditación; ese día la técnica ya no es un obstáculo, ya no es una ayuda. Puedes disfrutarla si te gusta, como un ejercicio; te da cierta vitalidad.

Meditación es presenciar. Meditar significa volverse un espectador. ¡La meditación no es una técnica en absoluto! Esto va a resultarte muy confuso porque yo te voy dando técnicas. En última instancia, la meditación no es una técnica; la meditación es una comprensión, es consciencia. Pero necesitas técnicas porque esa comprensión final está muy lejos de ti. En este preciso momento la puedes tener, pero no la tendrás porque tu mente sigue. Este preciso momento es posible y sin embargo, imposible.

Las técnicas van a tender un puente sobre la brecha; están solamente para eso. Al principio, las técnicas son meditaciones. Al final, te reirás: las técnicas no son la meditación. La meditación es una cualidad de ser totalmente distinta. No tiene nada que ver con nada. Pero pasará recién al final; no pienses al principio que ya pasó porque sino la brecha no se podrá unir.
Osho

miércoles, 17 de noviembre de 2010

La consciencia y el pensamiento

«No deberíamos tener miedo de que surjan los pensamientos —dice Buda—, sino del retraso en percibirlos.»
Cuando surge un pensamiento, si además del pensamiento hay consciencia, si lo ves surgir, ves cómo llega, ves que está ahí y lo ves marcharse, entonces no pasa nada. El simple hecho de verlo se convierte, poco a poco, en tu defensa. La propia conciencia da muchos frutos. Primero puedes ver, y cuando lo haces, te das cuenta de que no eres el pensamiento. El pensamiento está separado de ti, no te identificas con él. Tú eres la consciencia y el pensamiento es el contenido. Va y viene; es un invitado, y tú eres el anfitrión. Esta es la primera experiencia de la meditación.
El zen habla del «polvo extranjero». Por ejemplo: un viajero se detiene en una posada para pasar la noche o para cenar; después recoge sus cosas y continúa su viaje, porque no puede quedarse más tiempo. Por su parte, el regente del hostal no va a ningún lugar. El huésped es el que no se queda; quien se queda es el anfitrión. Lo que no se queda es «extranjero». O dicho de otro modo: un día claro sale el sol y los rayos entran por la ventana de la casa; se puede ver el polvo moviéndose en los rayos de luz, pero el espacio vacío permanece inmóvil. Lo que está quieto es el vacío, y lo que se mueve es el polvo. «Polvo extranjero» es el falso pensamiento y el vacío es tu propia naturaleza; el anfitrión que no va detrás del huésped en sus idas y venidas.
Este concepto es muy importante. La conciencia no es el contenido. Tú eres la cosnciencia: los pensamientos vienen y van, pero tú eres el anfitrión. Los pensamientos son los huéspedes, vienen, se quedan un rato, descansan un poco, comen o pasan la noche, y después se van. Tú siempre estás ahí. Tú eres siempre el mismo, no cambias, estás eternamente ahí. Eres la eternidad misma.
Osho

¿Qué es la compasión?

La compasión es el florecimiento absoluto de la conciencia. Es la pasión despojada de toda la oscuridad, liberada de todas las ataduras, purificada de todo el veneno. La pasión se convierte en compasión. La pasión es la semilla y la compasión es su florecimiento.
Pero la compasión no es bondad y la bondad no es compasión. La bondad es una actitud que, guiada por el ego, fortalece tu ego. Cuando eres bondadoso con alguien sientes que tienes ventaja. Cuando eres bondadoso con alguien hay oculto un profundo insulto; estás humillando al otro y te sientes feliz con su humillación. De alguna forma y en algún lugar, la persona con la que has sido bondadoso estará enfadada contigo y se tomará inevitablemente la revancha. Esto sucede porque en la superficie, la bondad surge como si fuese compasión, pero en el fondo no tiene nada que ver con la compasión. Tiene otros motivos ulteriores.
La compasión es inmotivada, no tiene ningún motivo en absoluto. Ocurre simplemente porque tienes, porque das, y no porque el otro necesite nada. En la compasión no hay ninguna consideración hacia el otro. Tienes tanto que te desborda. La compasión es como la respiración, espontánea y natural. La bondad es una actitud que hay que cultivar. La bondad es una especie de artimaña, calculada y matemática.
Habrás oído uno de los dichos más importantes que está, en casi todas las escrituras del mundo:
«Compórtate con los demás como te gustaría que se comportasen contigo». Esto es una actitud calculada, pero no es compasión. No tiene nada que ver con la religiosidad, y es un tipo de moralidad muy baja, una moralidad muy mundana. Es una especie de transacción, pero no tiene nada de religioso. Lo estás haciendo sencillamente porque te gustaría recibir lo mismo a cambio. Es egoísta, egocéntrico e interesado. No estás al servicio del otro, no estás amando al otro, sino que, de una manera indirecta estás haciéndote un favor a ti mismo. Estás utilizando al otro. Es un egoísmo iluminado, pero es egoísmo; es un egoísmo muy inteligente, pero es egoísmo. La compasión es un florecimiento no calculado, es algo que emana. Das porque no puedes hacerlo de otra manera.
Osho

Un tiempo para ser

Meditación es aventura, la aventura más grande que pueda emprender la mente humana. Meditación es ser, simplemente, sin hacer nada, sin acción, sin pensamiento, sin emoción. Simplemente, eres y es un deleite puro. ¿De dónde viene este deleite cuando no estás haciendo nada? No viene de ninguna parte, o viene de todas partes. Es sin causa, porque la existencia está hecha de una sustancia llamada deleite.
Cuando no estás haciendo nada en absoluto, corporalmente, mentalmente, ni a ningún nivel, cuando paró toda actividad y solamente eres, eso es meditación. No puedes hacerlo, no puedes practicarlo, solamente tienes que entenderlo. Siempre que puedas encontrar un tiempo para ser, simplemente, deja el hacer. Pensar también es hacer, concentrarse también es hacer, contemplar también es hacer. Incluso si por un momento dejas de hacer y solamente te quedas en tu centro, totalmente relajado, eso es meditación. Y una vez que le hayas encontrado el truco, puedes quedarte en ese estado todo el tiempo que quieras; al final, vas a poder quedarte en ese estado las 24 horas.
Una vez que te des cuenta la forma en que tu ser puede quedarse imperturbable, entonces de a poco, puedes empezar a hacer cosas, manteniéndote alerta de que tu ser no se agite. Esa es la segunda parte de la meditación; primero, aprender a ser, y después aprender con pequeñas actividades; limpiando el piso, dándote una ducha, pero manteniéndote centrado. Después, puedes hacer cosas más complicadas. Por ejemplo, ahora te estoy hablando, pero mi meditación no se perturba. Puedo seguir hablando, pero en mi centro no corre siquiera una brisa; hay silencio nada más... Silencio absoluto.
Entonces la meditación no está en contra de la acción. No es que te tengas que escapar de la vida. Solamente te enseña una nueva forma de vida: Te vuelves el centro del ciclón.
Osho

martes, 16 de noviembre de 2010

Dario Lostado, teólogo, filósofo y psicólogo (entrevista)

Darío Lostado: «Si mañana llega la muerte, la recibiré con alegría»

Este teólogo, filósofo y psicólogo afirma que no somos nuestro cuerpo ni nuestros pensamientos, sino energía, inteligencia y amor.


--¿Qué somos?
--Inteligencia y amor puros. Yo he logrado pasar del yo personal al yo profundo, al ser que somos en esencia.

--¿Cómo ha llegado a él?
--Con el silencio. Meditando. Silenciando la mente. Al silenciar la mente, te quedas frente a ti mismo. Frente a ese ser que no tiene forma, ni espacio ni tiempo. Es el único ser real.

--¿Y la realidad que nos rodea?
--¡No existe físicamente ni según los físicos! Con nosotros pasa lo mismo: lo real de nosotros es lo que no se ve.

-¿Y el ser que creemos que somos?
--Tan solo es una idea que tenemos. Y las ideas se evaporan. La única realidad tuya no tiene nada que ver con lo material. Es algo extratemporal, extraespacial y extramaterial.

--Por tanto, no teme a la muerte.
--No la temo. No quiero morir, pero si mañana llega la muerte, la recibiré con alegría. De verdad. En contra de lo que sentía cuando tenía fe religiosa. El infierno me atemorizaba.

--Que ahora no existe.
--No hay nada fuera del ser absoluto. Y el ser absoluto es gozo.

--¿Es usted feliz?
--Totalmente, excepto en cuanto pierdo la conciencia de mí, de lo que realmente soy. Somos tontos o estúpidos al perder la conciencia.

--¿Cuándo cambió su vida?
--A los 48 años. Conocí a Antoni Blay Fontcuberta, mi maestro y amigo. Me dio la vuelta. Me dijo: «¿No te das cuenta de que tú enseñas a dominar la mente, pero lo que importa es dominar al dueño de la mente?»

--¿Y qué hizo?
--Le di vueltas, dejé de ganar mucho dinero, porque tenía muchos alumnos. Me dije: ‘Date los cursos a ti’.

--¿Qué es la alegría de ser uno?
--El gozo de sentir que tú eres mucho más de ese ser que crees ser. Yo no soy lo que creo ser, sino mucho más.

--Pero vivimos con tristeza y preocupación.
--Por ignorancia. Se trata de pasar del yo mental al yo profundo.

-¿Qué es el verdadero yo profundo?
--No se puede expresar en palabras. Solo lo podemos sentir. Sentir ese yo es lo que te da la felicidad. Solo puedo expresar lo que no soy: no soy ni mi cuerpo, ni mis pensamientos, ni mis emociones.

--¿Qué soy?
--Lo que queda. Lo que hace que tú vivas. Se llega ahí por libros que has leído y, sobre todo, meditando.

--Dice usted: «Sé tú mismo. No seas un conjunto de espejos que reflejan lo que los demás quieren de ti».
--Nos movemos demasiado por el juicio de los demás. Estamos hipnotizados por el condicionamiento social. No pensamos por nosotros mismos, sino por lo que la sociedad nos ha metido en la cabeza.

--¿Y usted?
--A mí me trataron de hereje, de apóstata, y de todo. Porque me di cuenta de que casi todo lo que me habían enseñado sobre Dios era falso. Porque Dios es el innombrable, de él no se puede decir nada; está fuera de nuestros parámetros, más allá del espacio y del tiempo. A Dios solo lo podemos sentir.

--¿Y cómo reaccionaba usted ante las críticas?
--No rebajándome al nivel del que las hacía. Las críticas solo son pensamientos de los demás. Yo no puedo estar pendiente de un pensamiento que tenga otro. Ni me defiendo.

--¿Somos libres?
--Tenemos libre albedrío, pero no somos libres.

--¿Por qué?
--Por los condicionamientos físicos, morales y religiosos. Y por nuestros hábitos y miedos. ¿De quién son los miedos? Del ego. Yo tenía miedo cuando vivía desde mi ego.

--¿Y el miedo a no tener dinero?
--Si no tengo el dinero, yo sé que me vendrá. Porque tengo fe verdadera en que hay unas fuerzas del universo que me darán lo que yo necesite. Llamémosle fe en la providencia.

--¿Le ha funcionado en la vida?
--Totalmente. Si le contara, quedaría usted patidifuso. Cuando yo me di cuenta de que cuando la gente ama al dinero se apega a él, y eso supone una esclavitud tremenda, me dije: ‘Se acabó. No quiero ganar más dinero’. Y pedí a la vida, al ser infinito: ‘No quiero tener más dinero, pero quiero que no me falte lo necesario para vivir dignamente’. Se me fueron todos mis ahorros, y me vino todo lo necesario para vivir. Y eso que mis conferencias son gratuitas.

--La ley de la atracción.
--No está mal. Es demasiado americana, pero tiene un fondo de verdad.

--¿Pide y se te dará?
--Ese fue un consejo que dio el maestro hace 2.000 años para los poco desarrollados. Dijo: «¿Por qué os preocupáis, si vuestro padre os dará lo que necesitáis? Confiad».




Darío Lostado (Navarra, 1929) es filósofo, teólogo y psicólogo. Ha sido profesor de psicología y filosofía en universidades de Chile, Puerto Rico y República Dominicana. Actualmente reside en Argentina, aunque viaja a Cataluña a menudo. A sus 80 años considera que el secreto de su salud es “estar alegre con uno mismo”. Su último libro La alegría de ser tú mismo (Dilema editorial). Intenta aplicarse el mensaje de las flores, que no miran a quien dan su aroma: “No miran si este me cae bien o mal”. Y lo reciben todo.

Relacionarse con la existencia



El ser humano ha olvidado el lenguaje de la inocencia. Ha olvidado cómo relacionarse con la existencia. ¡El ser humano ha olvidado cómo relacionarse consigo mismo! Relacionarse con uno mismo significa meditación. Relacionarse con la existencia significa oración. El hombre se ha olvidado del lenguaje en sí. Por eso parecemos como extraños, ¡extraños en nuestra propia casa! No sabemos quiénes somos, no sabemos por qué estamos y no sabemos por qué seguimos existiendo. Parece una espera interminable... Tenemos que esperar algo, de modo que nos inventamos una idea y esperamos. Dios es esa idea. El cielo es esa idea. El nirvana es esa idea. Tenemos que esperar porque de alguna manera tenemos que satisfacer a nuestro ser; si no, nos sentimos muy vacíos. El esperar nos da la sensación de una finalidad y dirección. Te sientes bien; por lo menos estás esperando.
Nos estamos equivocando constantemente, porque hemos adoptado a la mente como el lenguaje para relacionarnos con la existencia. Y la mente es una forma de desconectarse de la existencia. El pensamiento es el obstáculo. Los pensamientos son como murallas chinas a tu alrededor, estás andando a tientas entre los pensamientos. No puedes tocar la realidad, no es que realidad esté lejos. Dios está al lado, como mucho, a la distancia de una oración. Pero si estás haciendo algo como para pensar, cavilar, analizar, interpretar, filosofar, entonces te empiezas a caer más y más, y cuanto más te alejas de la realidad -porque tienes más pensamientos-, más difícil te resulta ver a través de ellos. Son como niebla espesa. Te ciegan.
Este es uno de los principios fundamentales del tantra, que la mente pensante es la mente que se equivoca, que el pensamiento no es el lenguaje adecuado para relacionarse con la realidad. Entonces, ¿cuál es el lenguaje para relacionarse con la realidad? El no pensar, las palabras son insignificantes en lo que respecta a la realidad. El silencio es significativo. El silencio está preñado; las palabras están muertas. Hay que aprender el lenguaje del silencio.
Osho

Poema de Rumi

Somos ladrones encantadores,
Que robamos corazones,
y nunca desfallecemos,
Porque somos los amigos del Uno.
El tiempo de los viejos sermones
ha pasado,
Nosotros apuntamos directamente
al corazón.
Si la mente intenta entrar
a hurtadillas
Y tomar el mando,
nosotros le echaremos el lazo
sin demora.
Convertimos el veneno
en medicina
Y nuestras penas en bendiciones.
Todo lo que nos era familiar,
A quienes amábamos
y a nosotros mismos,
Tuvimos que dejarlos atrás.
Bendito sea el poema que viene
a través de mí,
pero no de mí,
Porque el sonido de mi propia música Ahogaría
la canción de Amor.

Jalaluddin Rumi