jueves, 16 de diciembre de 2010

Una celebración contínua

¿Has pensado alguna vez por qué, en todo el mundo, en cada cultura, en cada sociedad, hay unos días al año dedicados a la celebración? Esos días de celebración son sólo una compensación, porque esas sociedades te han desposeído de toda la celebración de tu vida, y si no te dan algo a cambio puedes llegar a convertirte en un peligro para la sociedad. Pero estas compensaciones son falsas. En tu mundo interior puede haber una continua sucesión de luminosidad, de canciones, de alegrías. Recuerda siempre que la sociedad te compensa cuando presiente que lo que reprime puede provocar una situación peligrosa. La sociedad siempre encuentra alguna manera de permitirte descargar lo reprimido. Pero eso no es una verdadera celebración, no es posible que sea auténtica. La verdadera celebración debe provenir de tu vida, ha de ser en tu vida.

La verdadera celebración no puede tener lugar a partir de un calendario previo que te dice que el primero de noviembre será un día de celebración. Es extraño: eres infeliz durante todo el año y el primero de noviembre, de repente, te olvidas de tus amarguras y te pones a bailar. O bien la amargura era falsa o el primero de noviembre es falso; no es posible que ambas cosas sean auténticas. Y cuando ha pasado el primero de noviembre te encuentras otra vez en tu agujero negro, todo el mundo regresa a su amargura, a su ansiedad.

La vida debería ser una celebración continua, un festival de luces todo el año. Sólo entonces puedes crecer, florecer. Transforma las pequeñas cosas en una celebración. Cada cosa que haces debería ser una expresión de ti, debería llevar tu firma. Entonces la vida se convierte en una celebración continua. Incluso si enfermas y has de permanecer en cama, sucederá que esos instantes serán de alegría, de relajación y descanso, de meditación; serán momentos para escuchar música o poesía. No hay necesidad de entristecerse. Deberías alegrarte de que mientras todo el mundo está en la oficina tú estás en tu cama, como un rey, relajándote; alguien te está preparando té, la tetera entona una melodía, un amigo ha venido a tocar la flauta para ti. Estas cosas son más importantes que cualquier medicina. Cuando enfermes, llama al médico. Pero todavía más importante: llama a todos aquellos que te aman, porque no hay ninguna medicina más poderosa que el amor. Llama a quienes pueden crear belleza, música, poesía a tu alrededor, porque nada sana tanto como una atmósfera de celebración.

Osho

martes, 7 de diciembre de 2010

Lección de amor. Bertolt Brecht.

Pero chiquilla, te recomiendo

algo de seducción en los grititos:

carnal me gusta el alma

y con alma la carne.



La castidad no puede rebajar la lujuria;

si estuviese hambriento me gustaría saciarme.

Me apetece que la virtud tenga trasero

y que el trasero tenga sus virtudes.



Desde que el dios aquel cabalgó al cisne

a más de una chica le da miedo,

aunque también sufra con gusto

que él se aferre al canto del cisne.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Sexo tántrico o solo sexo

Tu acto sexual y el acto sexual tántrico son básicamente diferentes. Tu acto sexual es para descargar; es como un buen estornudo. Expulsas la energía y aligeras el peso. Es destructivo, no es creativo. Es bueno, es terapéutico. Te ayuda a relajarte, pero nada más.

El acto sexual tántrico es, básicamente, diametralmente opuesto y diferente. No se hace para descargar. Se hace para permanecer en el acto sin eyacular, sin expulsar toda la energía; para fundirse en el acto: al principio del acto, no al final. Esto transforma la cualidad, en conjunto, la cualidad es diferente. Intenta comprender estas dos cosas.

Hay dos tipos de clímax, dos tipos de orgasmo. Uno ya lo conoces. Llegas a la cúspide de la excitación y no puedes ir más lejos: ha llegado el final. La excitación alcanza un punto donde ya no es voluntaria. La energía te invade y sale. Te descargas, te aligeras. Expulsas la carga; puedes relajarte y dormir. Lo estás usando como si fuese un tranquilizante.

Es un tranquilizante natural: le seguirá un buen descanso, siempre que tu mente no esté agobiada por la religión. En ese caso, se destruye incluso el efecto tranquilizante. Si tu mente no está agobiada por la religión, el sexo podrá ser tranquilizante. Si te siente s culpable, hasta tu sueño se alterará. Te sentirás deprimido, empezarás a descalificarte y a jurar que ya no volverás a gozar. Después tu sueño se convertirá en una pesadilla. Si eres un ser natural y no estás demasiado agobiado por la religión y la moralidad, entonces podrás usar el sexo como un tranquilizante. Este es un tipo de orgasmo: llegar a la cúspide de la excitación.

El tantra se basa en otro tipo de orgasmo. Si llamamos al primero un orgasmo cúspide, el orgasmo tántrico se podrá llamar orgasmo valle. En él no llegas a la cúspide de la excitación sino al valle más profundo de la relajación. Al principio, la excitación es necesaria para ambos. Por eso digo que al principio son iguales pero los finales son completamente diferentes.

La excitación se usa para ambos: tanto si vas a la cúspide de la excitación como si vas al valle de la relajación. Para el primero, la excitación tiene que ser intensa, cada vez más intensa. Tienes que desarrollarte en él, tienes que ayudarlo a crecer hasta la cúspide. En el segundo, la excitación sólo es el principio. Después, una vez que el hombre ha penetrado, el amante y la amada se pueden relajar. No es necesario hacer ningún movimiento. Se pueden relajar en un abrazo cariñoso. Si el hombre o la mujer sienten que se va a perder la erección, sólo entonces se precisa movimiento. Pero después te vuelves a relajar. Puedes prolongar este profundo abrazo durante horas sin eyacular, y después los dos podéis dormir juntos profundamente. Esto -esto- es un orgasmo valle. Los dos están relajados y se encuentran dos seres relajados.

En el orgasmo sexual corriente se encuentran dos seres excitados, tensos, llenos de excitación, intentando descargarse. El orgasmo sexual corriente parece una locura; el orgasmo tántrico es una meditación profunda, relajante. Quizá no os hayáis dado cuenta pero el hecho de que el hombre y la mujer sean fuerzas opuestas es biológico, bioenergético. Negativo-positivo, ying-yang o como quieras llamarlo, se excitan el uno al otro. Y cuando se encuentran en una meditación profunda se revitalizan. Ambos se revitalizan, se vuelven generadores, se sienten más vivos, están radiantes de nueva energía y no se pierde nada. Basta con encontrarte con el polo opuesto para que la energía se renueve.

El acto sexual tántrico se puede repetir todas las veces que quieras. El acto sexual corriente no se puede repetir todas las veces que quieras porque pierdes energía, y tu cuerpo tendrá que esperar para volver a recuperarla. Y cuando la recuperes, la volverás a perder. Parece absurdo. Desperdiciar toda la vida en ganarla y perderla, ganarla y perderla: es como una obsesión.

Lo segundo que hay que tener en cuenta es que tal vez lo hayas observado o tal vez no pero si te fijas, los animales nunca disfrutan del sexo. No disfrutan durante el coito. Fijaos en los babuinos, los monos, los perros o cualquier tipo de animal. Durante el acto sexual no están felices ni disfrutando, ¡no lo parece! Parece más un acto mecánico; es como si una fuerza natural les impulsara a hacerlo. Si alguna vez has visto a los monos durante el coito habrás visto que al terminar se separan. Si te fijas en sus caras no están estáticos, es como si no hubiese sucedido nada. Cuando la energía lo requiere, cuando es excesiva, la expulsan.

El acto sexual corriente es exactamente así, pero los moralistas han estado diciendo lo contrario. Dicen: «No te abandones, no “disfrutes”.» Dicen: «Esto es lo que hacen los animales.» ¡No es cierto! Los animales jamás disfrutan; sólo el hombre puede disfrutar. Y cuanto más profundamente puedas disfrutar, más elevada será la humanidad resultante. Si tu acto sexual se puede convertir en un acto meditativo, extático, alcanzarás lo más elevado. Pero no te olvides del tantra: es un orgasmo valle, no una experiencia cumbre. ¡Es una experiencia valle!

En Occidente, Abraham Maslow ha hecho muy famoso el término experiencia cumbre. Vas hacia la cumbre a través de la excitación y después caes. Por eso sientes una caída después del acto sexual. Es natural: estás cayéndote desde la cumbre. Jamás sentirás eso después de una experiencia de amor tántrico. Entonces no caerás. No puedes caerte porque estás en el valle, mejor dicho, estás ascendiendo.

Después de un acto sexual tántrico, no has caído sino que has ascendido. Te sientes cargado de energía, más vital, más vivo, radiante. Ese éxtasis puede durar horas, incluso días. Sólo depende de la profundidad con que lo hayas realizado. Si empiezas a practicarlo, antes o después te darás cuenta que la eyaculación es una pérdida de energía. No es necesaria, a menos que necesites tener niños. Y con un acto sexual tántrico te sentirás profundamente relajado durante todo el día. Basta una sola experiencia tántrica para que te sientas relajado durante varios días, cómodo, en casa, no violento, no enfadado, no deprimido.

Una persona así no puede ser un peligro para los demás. Si puede, ayudará a los demás a ser felices. Si no puede, al menos no hará infeliz a nadie. Solamente el tantra puede crear un nuevo hombre, y entonces crecerá el hombre que pueda conocer la eternidad, el no egocentrismo y la no dualidad con la existencia.

Osho.

Un regalo para ti.

No tienes ni idea de cuánto
me he esforzado en encontrar
un regalo para Ti.
Nada parecía adecuado.

¿Qué sentido tiene
llevar oro
a una mina de oro,
O agua al Océano?
Todo lo que traía era
Como llevar especias al Oriente.

No era un bien darTe
mi corazón
y mi alma,
Porque Tú ya los tienes,
Así pues,
Te he traído un espejo.
Mírate a Ti mismo
Y recuérdame.

Jalaluddin Rumi

Letra de La Sombra De La Luz de Franco Battiato

Defiéndeme de las fuerzas contrarias,
en el sueño nocturno cuando no soy consciente,
cuando mi sendero se hace incierto.

Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.

Devuélveme a las zonas más altas,
a uno de los reinos de calma.
Es tiempo de escapar de estos ciclos de vidas.

Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.

Porque los gozos del más profundo afecto
o del anhelo más sutil de pulso
sólo son la sombra de la luz. 

Recuérdame lo infeliz que me siento
lejos de todas tus leyes.
¿Cómo no malgastar el tiempo que me queda?

Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.

Por qué la paz de ciertos monasterios
o la armonía vibrante de todos mis sentidos
sólo son la sombra de la luz. 

viernes, 3 de diciembre de 2010

Gracias

Si la única oración que dijera en toda su vida fuera:

¡Gracias!,

bastaría.

Dicen los mahatmas que si se practica el dar gracias tras todo aquello que nos suceda, sea del signo que sea, se alcanza la paz profunda de nuestra alma. Una fórmula que, al parecer, drena bloqueos internos y disuelve los temores más hondos que habitan en el sótano de la conciencia. Afirman también, que cuando nos visita la Gracia, se vive en gratitud sostenida, un estado elevado en el que se tornan posibles las grandes elevaciones del alma.

Cuando decimos ”Gracias”, la mente subconsciente elimina, de manera sutil, el virus de las quejas. Sin duda, un programa mental de víctima por el que entregamos nuestro poder y perdemos la fuerza. Cuando pronunciamos “Gracias” se activa la fuerza mágica del Ser y aportamos seguridad a nuestra íntima realidad interna. Cuando decimos “Gracias”, se confirma que recibimos algo que nos ha llegado dentro, algo que ha gratificado nuestra vida y ha disuelto penas atrasadas. Cuando damos las gracias, reforzamos el buen fluir de las cosas y, además, generamos emociones placenteras.

Pues, muchas gracias.

Respeto

Respetar - Re espectar.

Respetar a alguien es mirarle cada vez como si fuera la primera vez. Sin ninguna expectativa, sin ningún condicionamiento previo.

Respetar: del latín re-espectare: volver a ver. Volver a verlo todo nuevo cada instante.

Humildad

La humildad es ser tal como te ha creado Dios.