jueves, 17 de febrero de 2011

Un acto de amor

La meditación es más profunda que la respiración, porque ésta pertenece al reino del cuerpo. La meditación no pertenece al cuerpo. Pertenece a la semilla, al centro mismo en torno al cual gira el cuerpo. El cuerpo es sólo como una rueda. La respiración es necesaria para el cuerpo y la meditación es igualmente necesaria para el alma. Sin respirar, morirías; eso quiere decir que el cuerpo moriría. Sin meditación, morirías; eso quiere decir que el alma moriría.
Gurdjieff solía decir: "No creas que ya posees un alma. ¿Cómo podrías tener un alma si no es por la meditación?". Y tenía razón. Cuando meditas, el alma revive en ti por primera vez. Te ha estado esperando. Y, cuando el alma empiece a respirar en tu interior al igual que el cuerpo, cuando el alma comience a latir al igual que el corazón; tendrás una cualidad diferente. Esta cualidad es la religiosidad. No tiene nada que ver con los rituales. Entonces, eres un ser humano diferente, totalmente diferente.
El deseo desaparece. En lugar del deseo, una satisfacción, una profunda satisfacción, te invade, pues el deseo es insatisfacción. La furia desaparece y, en lugar de ella, aparece la compasión. La misma energía se transforma en compasión. En la furia, querrías destruir al otro. En la compasión, por el contrario, querrías crear, no destruir. El odio desaparece sin dejar huellas: simplemente, no puedes encontrarlo en tu interior. Te vuelves amable, y entonces el amor no es una aventura: no es enamorarse de alguien; es simplemente tu modo de ser. Si tocas una hoja, hay amor; si transportas una piedra, hay amor; si observas el sol, hay amor. Cualquier cosa que hagas se transforma en un acto de  amor.
Osho

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